Cuanto a la incertidumbre, muchas situaciones climáticas ya son constatadas por las comunidades que dan información muy detallada sobre los cambios climáticos y la dificultad de planificar sus actividades agropecuarias.

Medidas tienen que ser tomadas además de la incertidumbre. La competencia por recursos financieros y la aplicación de una tecnología/metodología tensionan y hacen crecer las dudas en los tomadores de decisiones y beneficiarios.

Importancia del intercambio entre conocimiento local y científico. Una recomendación de medida para la adaptación tanto puede ser efectiva en un caso al que no se encuentre la razón a una problemática, cuanto puede no ser aplicable a pesar de las evidencias científicas, ya que hay que considerar aspectos como el económico, el mercado, la cultura (ej.: un producto que se recomienda cultivar puede que no sea consumido en cierta zona).

Hay que entender los desafíos que imponen dos fenómenos que se interrelacionan cada vez más: la tendencia de largo plazo (aumento de temperatura, los cambios de precipitación) y la variabilidad climática (sequias, veranos más prolongados, inundaciones). Es decir, una cosa es una riqueza genética que sea muy resiliente a fenómenos de variabilidad climática y otra es tener un cultivo y que este tenga la riqueza genética para ser capaz de tolerar grados por encima de los que ya sabemos que la especie no resiste o tolera.

En muchas comunidades, hay expertos en conocimiento ancestral, sin embargo las señales que utilizaban están se agotando y eso es un motivo para acercamiento a científicos.